viernes, 24 de enero de 2014

FESTIVIDAD DE SAN ILDEFONSO

TEXTO DE LA HOMILÍA PRONUNCIADA POR EL

RVDO. P. D. CARLOS MARTÍNEZ, VICARIO PARROQUIAL,
EN LA SOLEMNE MISA EN HONOR DE SAN ILDEFONSO,
EL DÍA 23 DE ENERO DE 2014


Hermanos y Hermanas:
Celebramos hoy a uno de los grandes Padres de la Iglesia Hispana del siglo VII, SAN ILDEFONSO. Pertenece a un siglo apasionante en la Hª de la Iglesia española que se reflejó en la Teología de la espiritualidad y en la Liturgia.

San Ildefonso
, según los biógrafos de su época, fue “una persona de gran estatura, temeroso de Dios, grave en el andar, muy religioso, modesto, afable, piadoso  y siempre complaciente en todo menos en el pecado; favorecido por muchas gracias e inteligente, elegante en la expresión, persuasivo en la predicación, celoso por la salvación de los hombres y entregado al amor de Dios y a la Virgen María”.

Como gran pedagogo, San Ildefonso, se esforzó por enseñar al pueblo las Sagradas Escrituras y la Tradición de los Santos Padres de la Iglesia. Como gran teólogo, recomendaba la comunión diaria. Sobre esto decía: “Pedimos en la oración del Padrenuestro que este Pan, que es el mismo Cristo, se nos dé cada día en la celebración eucarística”.

De su estancia en el monasterio como hermano y como abad se convirtió en un gran contemplativo, cuya virtud la llevó, igualmente, a su magisterio episcopal. Magisterio que llenó de luz, exaltando la vida contemplativa para todos los cristianos, como algo fundamental en nuestras vidas.
San Ildefonso no sólo se entregó al Señor, sino que también se sintió esclavo de su Madre Santísima. Arrodillado ante su imagen le decía:

“Concédeme, Señora, estar siempre unido a Dios y a ti; servirte a ti y a tu Hijo, ser esclavo de tu Señor y de ti. Suyo, porque es mi Creador; tuyo, porque eres la Madre de mi Creador; suyo, porque es el Señor Omnipotente; tuyo, porque eres la Sierva del Señor de todo lo creado; suyo por ser Dios; tuyo, por ser tú la Madre de Dios. El que fue mi Redentor era tu Hijo que para sanarme tomó de ti un cuerpo vulnerable como el mío. Soy, por tanto, tu esclavo, pues tu Hijo es mi Señor y tú eres la Madre de mi Creador”.

Defendiendo la virginidad de María, sobre Ella proclamaba:

“No quiero que a la Virgen la priven del título de Madre, no quiero que a la Madre la priven de la plenitud de la gloria virginal”.

La Santísima Virgen María, como regalo a su defensa de la virginidad, se le presentó  sentada en la sede catedral de Toledo, le llamó y le alabó, entregándole una casulla para que la llevara en sus  celebraciones marianas como prenda de la bendición de Dios.

San Ildefonso
 se transformaba alabando a la Virgen María. Así entre sus escritos podemos leer de él:
“Bendiciendo con los ángeles, cantando mi alegría junto con las voces celestiales, exultando de gozo con los Coros de los Ángeles, regocijándome con sus aclamaciones, yo bendigo a mi Soberana, y canto mi alegría a la que es Madre de mi Señor”.

Pero, además, San Ildefonso es ejemplo de buen pastor,  maestro de sabiduría y enseñante de la verdad, que supo poner en su tiempo cimientos sólidos a través  de la confesión de  fe en Jesucristo, Hijo único de Dios, que nace de la Virgen María. Se ganó la simpatía y el querer de todos. Admirado por su inteligencia y su corazón, todos deseaban estar a su lado, porque respiraba virtud por todas partes.

Hermanos y Hermanas, mucho hemos de aprender de nuestro Santo titular Ildefonso. Que él, desde el Cielo, siga intercediendo por nosotros, por ésta, su Parroquia, y nos ayude  a caminar en esta etapa histórica, también como en su tiempo, llena de conflictos y olvidos de Dios.

Que San Ildefonso nos bendiga y nos lleve al Señor y a su Santísima Madre.


Así sea.